La mujer de verde
Perdido.
Creí
encontrarme. Creí finalmente que iba a poder sentarme a descansar, a
admirar el paisaje, a poder relajarme y a poder ser feliz. Creí, que
después de tanto tiempo, ya lo había encontrado todo.
Pero
de nuevo, me acechan las viejas sombras, las que me impiden
permanecer quieto durante mucho tiempo en un mismo sitio. La que me
susurran que no me detenga.
Luché
contra ellas, ignorándolas por completo, pero ahora entiendo, que
quizás debiera olvidar todo lo aprendido, dejar de lado todo lo
racional y prestarles un poco de atención, porque simplemente me han
demostrado que siempre aciertan.
Ellas
me comprenden mejor que yo mismo, lo que espero, lo que obtengo, y
cuando no es suficiente, cuando saben que no compensa, gritan.
Arrancan a jirones mi piel, haciendo que sangren de nuevo mis heridas
intentando que mi estúpida cabezota les haga caso por una vez.
Vives
de migajas, como si solo merecieras eso.
Quizá
es el momento para cambiarlo, quizá es el momento, para que luchen
por ti.
El
que quiera peces que se moje el culo.
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